El fracaso mundial de Blancanieves
La crítica está siendo implacable con la nueva versión de Blancanieves, y su rendimiento en taquilla no hace más que confirmar su estrepitoso fracaso. Durante su primer fin de semana en cartelera, la película apenas logró recaudar 43 millones de dólares en los cines de Estados Unidos, una cifra insuficiente para una producción de su magnitud.
Blancanieves se suma a la lista de fracasos de Disney, quedando incluso por debajo de otras adaptaciones live-action. En 2019, Dumbo logró una recaudación de 46 millones de dólares en su debut, mientras que Cenicienta alcanzó los 67,9 millones en 2015.
Con un presupuesto que supera los 250 millones de dólares, la película necesitaría generar al menos 300 millones en Estados Unidos para aspirar a recuperar su inversión. Sin embargo, en su primera semana solo ha acumulado 50 millones de dólares, lo que pone en duda su viabilidad financiera.
Desde antes de su estreno, Blancanieves estuvo rodeada de controversia. La participación de los siete enanos fue cuestionada públicamente por el actor Peter Dinklage, quien calificó la propuesta como «retrógrada». Además, las declaraciones de la protagonista, Rachel Zegler, generaron un fuerte rechazo en el público, ya que fueron percibidas como un intento de imponer un mensaje ideológico en la película.
Críticas devastadoras y calificación en IMDb
El público tampoco ha sido indulgente con Blancanieves, reflejándose en su baja calificación en el portal IMDb, donde apenas alcanza 1,6 puntos sobre 10. Este puntaje la posiciona entre las peores películas de la historia dentro de esta plataforma.
El fracaso de Blancanieves no solo afecta a Disney, sino también a su protagonista, Rachel Zegler, quien ha sido señalada por sus posturas ideológicas y su defensa del movimiento anti-Israel. La recepción negativa ha arrastrado el trabajo del resto del elenco, incluyendo a Gal Gadot, y de todo el equipo detrás de la producción.
Disney, que en los últimos años ha apostado por un enfoque más progresista en sus películas, enfrenta ahora el rechazo de una audiencia que parece cada vez más cansada de discursos ideológicos en el cine.